De los golleteros líbranos Señor
Quedamos de ir al billar Gallo el
viernes de quincena, era el Chava, el Contador y yo. En quincena para que todos
llevaran dinero y cada quien pague, porque si algo me cae mal es que haya
golleteros, como les dicen aquí a los que nomás van a comer y no pagan, en
otras partes les dicen gorrones, comecuandohay, lamidos y gaviotas. Pero
nosotros no, nosotros vamos y si pagamos, al menos eso dijo el Chava.
El billar Gallo era una vieja
bodega de ladrillo y techo de lámina muy alto que permitía la ventilación, la iluminación
era pobre y solo había un foco por mesa. En la barra una chica de minifalda de
mezclilla, fea pero de bonitas piernas nos dijo que se podía pedir la hora de
mesa de billar en cincuenta pesos papas fritas en treinta y cervezas a sesenta
pesos la caguama. Pedimos dos caguamas y unas papas fritas, también le dije si
nos podían encargar una pizza de peperonni, me dijo que si, la pizza familiar salía
en doscientos pesos y que se pagaba por adelantado. Le di el dinero y voltee a
ver a mis compañeros que con un movimiento de cabeza autorizaron la compra.
Jugamos pool, que es un juego de
ir metiendo las bolas de billar en el orden de su número. El Chava empezó
ganando, cuando iba a tirar hacia pasos de baile y nos daba risa aunque nos
fuera ganando, el contador por su parte hablaba poco pero comía mucho, así que
el solo se acabó las papas. El Chava nos retó a jugar de al tiempo de mesa, es
decir, el que gana no paga, el Contador me miró y con la cabeza dijo que si,
entonces aceptamos el reto. Avisamos a la chica que nos quedaríamos otra hora,
llego la pizza y pedimos otras cervezas. La chica llegaba con las cervezas como
si fuera en una pasarela, coqueteando a los asistentes. El Chava se le acercaba
y platicaba con ella imaginando que era su chica. Era divertido.
Terminó la segunda hora. Fui al
baño y al regresar el contador se había ido a checar algo a su carro mientras pedíamos
la cuenta. El Chava, que había ganado el juego, me dijo, ese vato no va a
regresar, te digo amigo que no me gustan los golleteros, por eso no es bueno sacar el dinero y ponerse
a disparar como tú haces, hay que navegar como pobre, siempre decir no traigo. Llegó
la chica y pagué la cuenta. Pero qué sentido tiene eso, replique. Aquí lo
importante es divertirse y yo me divertí, con un par de golleteros, sí, pero me
divertí, dije contento.
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