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Mostrando entradas de mayo, 2019

El barrio de las Arrepentidas

Este barrio queda allá por el mercado de la merced. Esta entre la iglesia de San Camilito y la calle de Dolores. Lo que antes fueron casas de ricos ahora son vecindades y cantinas. Ahí la conocí. Ella llevaba siempre el mismo vestido de flores arriba de las rodillas. En ese entonces yo era boleador de zapatos. Cobraba un peso la boleada y uno cincuenta si querían tinta americana. A veces me dejaba bolearle los zapatos. Gratis, porque nunca traía dinero. Solo si no tenía cliente; si tenía, me despedía y me decía que volviera después. El cliente pagaba y ella lo   metía en uno de los cuartos de la vecindad. Vivía en el primer cuarto junto a la portería. Era prostituta. Hablaba italiano, aunque solo lo usaba cuando se enojaba. Había llegado como refugiada, aunque nunca me contó de qué. Tenía un rostro triste y unas piernas hermosas. Fumaba cigarros americanos. Lucky Star, lo sabía porque siempre juntaba las cajetillas. Se levantaba tarde, ya pasado el medio día. Encendía el tocadiscos

Sentado en el parque

Esta mañana lo vi. El estaba sentado en una banca del parque. No llevaba teléfono, tampoco una computadora. Parecía no tener prisa. Solo estaba ahí mirando la gente pasar y tomando café. Como un psicópata.

Cordelia

Desperté. Estaba en mi habitación. Me pregunté que me había despertado. La causa de todo eran unos ruidos. Tocaban a la puerta. Bajé las escaleras. ¿Quién es?, pregunte con temor. Nadie contestó. Decidí regresar a mi habitación. Soy yo. Era un timbre de voz bastante familiar. ¿Eres Cordelia? Pregunté tímido. Sí, soy yo. Abrí la puerta. Pasa, pasa. En su mano traía una sombrilla. Toma asiento, le dije. Ella guardó su sombrilla y se sentó en un sillón. Enfrente en una mesa estaba una caja de música china. Ella la miró. -       Es bonita. -       Es china le comente. -       ¿Y sirve? -       Por supuesto   Entonces fui donde la pequeña caja. La abrí. Le di cuerda, Gire la perilla y la solté. Se empezó a escuchar la música. -       Oh –dijo- ¿Acaso es? -       Sí, es balada para Adelina. -       Hermoso -       Lo es. La música se detuvo, Ella miro la caja. -       Cordelia, quiero regalarte esta caja -       ¿Porque no la conservas? -       No podría, -