El barrio de las Arrepentidas
Este barrio queda allá por el mercado de la merced. Esta entre la iglesia de San Camilito y la calle de Dolores. Lo que antes fueron casas de ricos ahora son vecindades y cantinas. Ahí la conocí. Ella llevaba siempre el mismo vestido de flores arriba de las rodillas. En ese entonces yo era boleador de zapatos. Cobraba un peso la boleada y uno cincuenta si querían tinta americana. A veces me dejaba bolearle los zapatos. Gratis, porque nunca traía dinero. Solo si no tenía cliente; si tenía, me despedía y me decía que volviera después. El cliente pagaba y ella lo metía en uno de los cuartos de la vecindad. Vivía en el primer cuarto junto a la portería. Era prostituta. Hablaba italiano, aunque solo lo usaba cuando se enojaba. Había llegado como refugiada, aunque nunca me contó de qué. Tenía un rostro triste y unas piernas hermosas. Fumaba cigarros americanos. Lucky Star, lo sabía porque siempre juntaba las cajetillas. Se levantaba tarde, ya pasado el medio día. Encendía el tocadiscos