El barrio de las Arrepentidas


Este barrio queda allá por el mercado de la merced. Esta entre la iglesia de San Camilito y la calle de Dolores. Lo que antes fueron casas de ricos ahora son vecindades y cantinas. Ahí la conocí. Ella llevaba siempre el mismo vestido de flores arriba de las rodillas. En ese entonces yo era boleador de zapatos. Cobraba un peso la boleada y uno cincuenta si querían tinta americana. A veces me dejaba bolearle los zapatos. Gratis, porque nunca traía dinero. Solo si no tenía cliente; si tenía, me despedía y me decía que volviera después. El cliente pagaba y ella lo  metía en uno de los cuartos de la vecindad. Vivía en el primer cuarto junto a la portería. Era prostituta. Hablaba italiano, aunque solo lo usaba cuando se enojaba. Había llegado como refugiada, aunque nunca me contó de qué. Tenía un rostro triste y unas piernas hermosas. Fumaba cigarros americanos. Lucky Star, lo sabía porque siempre juntaba las cajetillas. Se levantaba tarde, ya pasado el medio día. Encendía el tocadiscos. Le gustaba escuchar música clásica, Vivaldi, Bach, Beethoven. Todos discos que le regalaban sus clientes. A veces tenía más de uno en espera. Yo les boleaba sus zapatos. Eran agradecidos, esos días yo podía ganar hasta dos pesos por cada par de zapatos. Ella cobraba quince pesos. Era muy hermosa. En ese entonces yo tenía once años.

Comentarios