Clases de Francés

Entonces quieres participar en mi proyecto de investigación. Voy a pedirte que me elabores una carta de motivos y me des tu currículum. Me lo puedes enviar a mi correo. Ana asintió con la cabeza. Era una mujer hermosa de unos veinticuatro años, rostro sereno, cabello castaño, delgada. Traía un vestido a flores que dejaba ver su hermosa figura y sus bellas piernas. Marcos, profesor de biología marina, se sintió inquieto al hablar con ella. Tenía fama de conquistador en la Universidad. Lo único que lo controlaba era el temperamento explosivo de su guapa mujer, la profesora de francés. Voy a ocupar también de todo tu tiempo disponible, incluso del no disponible también. Este fin de semana habrá un festival del vino en Todos Santos. ¿Que tenías pensado para hacer este fin de semana? Tengo agendado el cumpleaños de mi hermana. Cancélalo, vas a acompañarnos a Julieta, la maestra de francés, y a mí. ¿Te gusta el vino? Pues casi no tomo. Te gustará ya verás. Por ahora es todo, te veo el sábado aquí a las siete de la mañana.
Más tarde, en su cubículo de profesor, Marcos recibió un tornado vestido en un fino traje sastre y una voz de mujer con acento francés. ¿Tienes algo que decirme Marcos? Marcos la miro: a sus cincuenta años su mujer se veía hermosa, delgada, morena claro, de cabello largo y negro era simplemente bella. Belleza que contrataba con su temperamento explosivo. Me dijeron que acabas de contratar otra de tus amantes. No contrate a nadie, dijo Marcos, ella vino a trabajar en mi proyecto de investigación. Ella viene a que te la cojas, no seas cabrón. Julieta, creo que estas exagerando otra vez, No, no exagero, tu si te pasas otra vez. Llena de ira se sentó, él le alcanzó un vaso con agua. Ella tomo el vaso y lo aventó al piso. Empezó a llorar. Marcos se sentó, la abrazo y le dio un beso. Te la quieres coger ¿verdad? La verdad si, esta buenísima. Ves, eres un cabrón mexicano. Bueno, esa sería una de mis descripciones, ¿y sabes que haré ahora mismo? ¿Qué? Cogerte mi amor. Marcos le dio un largo beso mientras le quitaba los pantalones de mezclilla. La maestra tenía unas blancas y francesas nalgas debajo de esos livais desgastados. Unas pequeñas pataletas asomaron cuando Marcos fue bajando los pantalones. Estamos en la universidad, dijo ella, mientras cooperaba a bajarse las pantaletas. No será la primera vez que lo hagamos, ¿recuerdas cuando lo hicimos en el teatro de noche? Sí, me encantó, dijo ella.
Pasaron dos días, y Julieta, la maestra de francés, se había olvidado del buen sexo que habían tenido en el cubículo de profesores. De lo bien que la había tratado su esposo mexicano. Estaba enojada y al acecho de la hermosa chica mexicana que ahora era la asistente, corregiría ella, la amante en turno de su esposo. Era sábado. Llegaron al estacionamiento de la universidad ella y Marcos, su esposo. Era poco antes de las siete de la mañana. Los acompañaba el ayudante de Marcos. Para la mala suerte de Julieta, Ana, la ayudante de su marido estaba ahí, de pie junto a la banca esperando a su esposo. Tenia puesto un pantalón corto delgado que no dejaba de dibujar sus redondas y blancas nalgas. Vestía una pequeña blusa que invitaba a tocarla. Quizá no sea necesario decirlo: Julieta estaba encabronada.
Marcos, su marido, descendió de la camioneta y le ayudo a Ana a acomodar su mochila. Ayúdala bien amor, le gritó su esposa en un desastroso español. La chica subió en el asiento de atrás donde ya estaba sentado el ayudante del profesor, saludo en francés bojour  Marcos y su ayudante sonrieron mientras Julieta permaneció en silencio, Pardon, dijo Ana, me gustaría aprender francés, tome clases por tres años, pero siento que mi pronunciación es mala. Es pésima, le corrigió Julieta. Oh espero no haberla molestado profesora. Está bien, dijo Julieta y agregó: d'accord.
Era la feria del vino en el pueblo de Todos Santos, Marcos era todo un bohemio, gustaba del vino, cerveza, vodka. Hoy era una buena oportunidad para beber. Desayunaron los cuatro en un pequeño restaurante. Una vez terminado el desayuno  Marcos se levanto. Hermosas damas, me disculpo, mi ayudante y yo iremos a disfrutar de tanto vino como sea posible. Que barbaro, dijo su esposa. Marcos la beso en la boca. Habia empezado la fiesta del vino : dulce, amargo, tinto, rosado, blanco, del Rihn, de la Sorbona, del valle de Napa, de Ensenada ; acompañado de queso, aceitunas, atun, salmon ahumado. Mientras tanto Julieta se quedo con su nemesis, su archienemiga.  Sentadas frente a frente en aquel pueblo con acento californiano, soleado todo el año. Casas de fachadas pintadas con cal blanca y techos de teja roja. Era un domingo de fiesta dedicada al disfrute de los sentidos y del gusto de comer y de beber.
Julieta se dispuso a leer. Sacó un libro de su bolso, le livre de plasir. ¿De que trata su libro profesora?, pregunto Ana.¿ Tu no tienes algo que hacer muchacha ? No se, ir por ahi a platicar con alguien,  tomar vino . No tomo. Ah eso tiene solución, Mesero, serveur. Digame señora. Quiero una botella de chardonnay tinto. A la orden señora. Bueno, creo que he empezado muy mal contigo muchacha, Ana. Asi que nosotras tambien  vamos a disfrutar este dia bebiendo un poco. Llegó el mesero. Señora, inclinó la botella para que ella viera que estaba perfectamente cerrada, la destapó y les sirvió dos copas. Vació un poco del contenido en la copa y despues apuró el chorro para que rompiera el vino. Julieta tomo una copa y se la acercó a Ana. Dejo la copa junto a ella, tomo la otra copa con su mano y la levanto, la llevo hasta su nariz y esperó a que subiera el aroma. Prueba tu. Tomo la copa y se la acercó a la nariz de la chica. Ana olió la copa y abrió los labios, casi para beber. Espera, que esta es mi copa dijó la profesora. Bebe de la tuya. El mesero le sirvio otra copa a Ana. Bebieron un rato. Ana se emborrachó, de una embiraguez inocente, sencilla, con apenas un par de copas.
Mareada por el vino le pidió disculpas a la profesora para ir a la camioneta a recostarse. Fue caminando por la calle. Antes de llegar a la camioneta se encontró con Marcos, estaba conversando con unos muchachos de la universidad que tambien habian ido a la feria del vino. Para ellos Marcos era un heroe. Ana saludó y sin pensarlo se quedó ahi escuchando las historias del profesor.
Marcos la noto tomada. Le extendió su mano y tomó la suya. Ella se dejo tomar y asi estuvieron unos minutos. Hasta que apareció su esposa. La profesora llegó y, sin importar que estuvieran ahi los universitarios, le grito a Ana que soltara a su esposo. Que clase de mujerzuela era para querer estar todo el tiempo con su marido. Mucho de esto lo dijo en frances, pero Ana entendio todo. Avergonzada salió corriendo.
Ana llego a la camioneta. Subió y se sentó en el asiento trasero. Lloró de verguenza. Entonces el vino hizo efecto. Se quedó dormida. Despues de unos minutos despertó. Sintió que alguien la observaba. Era Julieta. Ana, esta vez le habló por su nombre. Creo que nuevamente me he excedido, te ofrezco una disculpa. Pero te pido que no veas mas a mi esposo, eso te lo prohibo. No puedo permitir que te hayas enamorado de él. Pero. Dime. Profesora, no estoy enamorada de su esposo. ¿Que dices? Ana se incorporó y se acerco a Julieta que la miraba. Ambas estaban sentadas en el asiento trasero de la camioneta.¿Porque te la pasas solo buscancole? Yo no le busco a el. ¿Porque te ofreciste para ser su ayudante? No se que decirle. No finjas Ana , por favor. Profesora, Yo no estoy enamorada de el. Entonces ? Yo estoy enamorada de usted.  Julieta se quedo muda. Ana se acercó. Se inclino hacia Julieta. La besó en la boca. Julieta intento decir algo, pero no lo hizo. Apenas hacia un minuto intentaba articular una disculpa, disfrazada de una ira contenida, y ahora disfrutaba de este beso de una chica de veinticuatro años, Se sentía confundida, excitada. La chica tocó su rostro. Ella se atrevió a acariciar las hermosas piernas de Ana. Su mano subio por la pierna y sintio el borde de sus calzones. ¿Que es esto?, penso. No lo podia creer, La chica traia calzones de estudiante de secundaria. Pero que infantil, penso Julieta. Lo olvido de inmediato. La piel de Ana era exquisita, de durazno. La acaricio y metio su mano debajo del calzon. Ana sollozaba, lloriqueaba, pero no lloraba, estaba excitada. Julieta arriesgo su mano dentro del calzon. Sintió debajo de la ropa interior, acaricio un poco. La masturbó dulcemente con apenas la punta de sus dedos. Ana abria la boca mientras un gemido largo anuncio la llegada de su orgasmo. Se besaron.
Se hacia tarde. Calle abajo la fiesta del vino continuaba. Los jovenes corrian de un lado a otro. Una guitarra se escuchaba. Se escuchaba una cancion :Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, cantaba Serrat. Un grupo de jovenes en la plaza borrachos de vino contaban historias, enmedio Marcos. Impresionaba a sus alumnos, quienes lo seguían como a un héroe, con sus historias de conquistador.

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